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La amistad ha sido uno de los temas más ignorados por la mayoría de los filósofos, tal vez damos por sentado que entendemos lo que significa, de ahí que hemos permanecido ignorantes de su profundidad... de sus posibilidades de crecimiento... de sus diferentes matices y diferentes significados.
Lo más importante es recordar esto: uno necesita amigos porque somos incapaces de estar solos. Y en tanto que uno necesite amigos no puede ser verdaderamente un amigo, porque la necesidad reduce al otro a un objeto. Sólo el hombre que es capaz de estar solo, es también capaz de ser un amigo... Pero en ese caso, no es producto de su necesidad, sino de la dicha; no surge del hambre, ni de la sed, sino la abundancia de su amor que quiere compartir.
Cuando existe una amistad así, no debe ser llamada amistad, porque ha tomado una dimensión totalmente diferente: yo la llamo "amigabilidad"... Ha ido más allá de la relación, porque todas las relaciones son de un modo u otro, obligaciones, te hacen esclavo y hacen esclavos a los otros.
La "amigabilidad" es la clase más pura de amor. No es una necesidad, no es una exigencia. Es pura abundancia, éxtasis desbordante.
Zarathustra dice: "Nuestra confianza en los demás delata lo que quisiéramos creer de nosotros mismos".
El hombre que cree en otros es un hombre que tiene miedo de creer en sí mismo. El cristiano, el hindú, el mahometano, el budista, el comunista, nadie es suficientemente valiente como para tener fe en su propio ser. Cree en otros, y cree en aquellos que creen en él. Es realmente ridículo; tu amigo te necesita, tiene miedo de su soledad... tú lo necesitas porque tienes miedo de tu soledad... Ambos tienen miedo de la soledad. ¿Piensas que por estar juntos... ¿su soledad desaparecerá? Será simplemente redoblada o quizás multiplicada, es por esto que todas las relaciones conducen a una miseria mayor, a una mayor angustia.
Nadie puede colmar tu vacío. Tienes que enfrentar tu vacío. Tienes que vivirlo, tienes que aceptarlo. Y en esta aceptación se esconde una gran revolución, una gran revelación.
Osho
Nadie puede negar la muerte
La causa de toda la violencia del mundo es completamente diferente de la que suele creer la gente. No son las diferencias de ideas de las personas (que unos no quieran beber agua sin filtrar o que otros coman después de la puesta del sol); no, no es nada de esto.
La causa fundamental de la violencia es que el hombre mata a los demás para olvidarse de su propia muerte. Cuando mata a los demás, cree que nadie puede matarlo a él, pues él tiene el poder de matar. Hitler, Genghis Kan y otros como ellos mataron a millones de personas para poder decirse a sí mismos: “Nadie puede matarme, pues yo mato a millones de personas”. Intentamos librarnos de nuestra propia muerte, intentamos confirmar nuestra independencia a base de matar a otros. Suponemos que, dado que nosotros somos capaces de matar a gente, ¿quién podrá matarnos a nosotros?
En lo más hondo, esto es rehuir la muerte. En lo más hondo, la persona violenta huye de la muerte. Y el que quiere salvarse a sí mismo de la muerte nunca puede ser no violento. Sólo el que declara: “Acepto la muerte, pues la muerte es una de las circunstancias de la vida, es una realidad”, puede ser una persona no violenta. Nadie puede negar la muerte. ¿Dónde nos esconderemos de ella? ¿Dónde nos refugiaremos?
El sol empieza a ponerse en cuanto sale. La puesta de sol es tan real como la salida del sol; sólo se diferencian en el sentido. En el ocaso, el sol llega exactamente al punto donde estaba al alba, pero al alba estaba en el este, mientras que en el ocaso está en el oeste. El nacimiento está a un lado, la muerte está al otro. Lo que sube por un lado baja por el otro. El naciente y el ocaso están unidos; en realidad, el ocaso está oculto en el naciente. La muerte está oculta en el nacimiento. Nadie que sepa esto puede negarlo de ningún modo. Cuando lo sabe, lo acepta todo. Entonces vive esta verdad. La conoce, la ve y la acepta.
Con la aceptación llega la transformación. Cuando hablo de vencer a la muerte, quiero decir que en cuanto una persona acepta la muerte se ríe, porque llegó a saber que la muerte no existe. Sólo se forma y se deshace la envoltura externa. El mar siempre ha existido; sólo la ola ha cobrado forma y se ha desintegrado después. La belleza siempre ha estado presente; las flores aparecieron y se marchitaron. La luz siempre ha brillado; el sol salió y se puso. Y lo que brillaba con la salida del sol y con su puesta siempre estaba presente, antes del naciente y después del ocaso. Pero sólo llegaremos a ver esto cuando hayamos visto la muerte, cuando hayamos tenido la visión de la muerte, cuando nos hayamos encontrado con la muerte, cuando nos hayamos encontrado la muerte cara a cara: nunca antes.
Osho
info@oshoakeed.com.ar