MÚSICA

viernes, 8 de julio de 2011

OSHO AKEED

Nadie puede negar la muerte
La causa de toda la violencia del mundo es completamente diferente de la que suele creer la gente. No son las diferencias de ideas de las personas (que unos no quieran beber agua sin filtrar o que otros coman después de la puesta del sol); no, no es nada de esto.
La causa fundamental de la violencia es que el hombre mata a los demás para olvidarse de su propia muerte. Cuando mata a los demás, cree que nadie puede matarlo a él, pues él tiene el poder de matar. Hitler, Genghis Kan y otros como ellos mataron a millones de personas para poder decirse a sí mismos: “Nadie puede matarme, pues yo mato a millones de personas”. Intentamos librarnos de nuestra propia muerte, intentamos confirmar nuestra independencia a base de matar a otros. Suponemos que, dado que nosotros somos capaces de matar a gente, ¿quién podrá matarnos a nosotros?
En lo más hondo, esto es rehuir la muerte. En lo más hondo, la persona violenta huye de la muerte. Y el que quiere salvarse a sí mismo de la muerte nunca puede ser no violento. Sólo el que declara: “Acepto la muerte, pues la muerte es una de las circunstancias de la vida, es una realidad”, puede ser una persona no violenta. Nadie puede negar la muerte. ¿Dónde nos esconderemos de ella? ¿Dónde nos refugiaremos?
El sol empieza a ponerse en cuanto sale. La puesta de sol es tan real como la salida del sol; sólo se diferencian en el sentido. En el ocaso, el sol llega exactamente al punto donde estaba al alba, pero al alba estaba en el este, mientras que en el ocaso está en el oeste. El nacimiento está a un lado, la muerte está al otro. Lo que sube por un lado baja por el otro. El naciente y el ocaso están unidos; en realidad, el ocaso está oculto en el naciente. La muerte está oculta en el nacimiento. Nadie que sepa esto puede negarlo de ningún modo. Cuando lo sabe, lo acepta todo. Entonces vive esta verdad. La conoce, la ve y la acepta.
Con la aceptación llega la transformación. Cuando hablo de vencer a la muerte, quiero decir que en cuanto una persona acepta la muerte se ríe, porque llegó a saber que la muerte no existe. Sólo se forma y se deshace la envoltura externa. El mar siempre ha existido; sólo la ola ha cobrado forma y se ha desintegrado después. La belleza siempre ha estado presente; las flores aparecieron y se marchitaron. La luz siempre ha brillado; el sol salió y se puso. Y lo que brillaba con la salida del sol y con su puesta siempre estaba presente, antes del naciente y después del ocaso. Pero sólo llegaremos a ver esto cuando hayamos visto la muerte, cuando hayamos tenido la visión de la muerte, cuando nos hayamos encontrado con la muerte, cuando nos hayamos encontrado la muerte cara a cara: nunca antes.
Osho
info@oshoakeed.com.ar

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